“El drama de la droga y el narcotráfico” es el título del documento en donde los prelados alertan de que la sociedad “vive con dolor y preocupación el crecimiento del narcotráfico en nuestro país” y la angustia ante este flagelo que significa el consumo de droga en los jóvenes.
Los obispos dijeron que se ha llegado a esta “situación de desborde” con “la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes”, y que a menudo, la sociedad “sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos”.
En este contexto, la Asamblea Plenaria del Episcopado, se pronunció a favor de que el tema -en su complejidad- “sólo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance”.
En ese sentido, destacaron el rol del Estado en la problemática; al aclarar que “perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado”.
A su vez, manifestaron su preocupación por la “desprotección de nuestras fronteras, y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables”. A esto se sumó, la observación de los obispos, en el retraso de la designación del responsable del SEDRONAR, organismo dedicado a coordinar las políticas públicas en la materia.
En conferencia de prensa, donde presentaron el documento de la iglesia, monseñor Lozano alertó: «Corremos el riesgo de ser una Argentina peor y de instalar un sistema de organización de gran incidencia como el de narcotráfico”.
Por su parte, Monseñor Arancedo declaró que “no deseamos ser como México y Colombia, ciertamente no lo somos, pero tengamos cuidado, porque ya no somos un lugar de paso, sino de consumo”. Dichas declaraciones fueron publicadas por la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).