Buenos Aires. La mayoría de los “ni-ni” son mujeres y un alto porcentaje es madre. Así lo revela un análisis exhaustivo de Cippec que caracteriza las juventudes de la provincia de Buenos Aires. El 41 por ciento de las mujeres “ni-ni” es madre, con hijos de entre 3 y 4 años en promedio. Además, la mayoría de los jóvenes jefes de hogar no accede a la vivienda propia y casi un 30 por ciento vive en condiciones de hacinamiento.
Buena parte del imaginario sobre los que no estudian ni trabajan habla de hombres jóvenes vinculados con el consumo de drogas y el delito. Sin embargo, un estudio presentado ayer por Cippec evidencia que la mayoría de los “ni-ni” bonaerenses son mujeres. Del 15 por ciento (566 mil) de jóvenes bonaerenses que no estudia ni trabaja ni busca trabajo, la mayoría es pobre y no ha terminado el secundario.
El 75 por ciento de los “ni-ni” son mujeres que realizan tareas domésticas y de cuidado y habitan hogares con menores de edad presentes. El 41 por ciento de estas mujeres es madre, con hijos de 3 a 4 años en promedio.
“Los niños aún no están en edad escolar y requieren de cuidado, lo que podría explicar la dificultad de dedicar tiempo a estudiar o trabajar. Esto evidencia la necesidad de políticas de cuidado específicamente dirigidas a los más jóvenes”, explicó Fabián Repetto, director del Programa de Protección Social de Cippec.
Mientras que en la región aumenta la edad promedio del primer embarazo, en la Argentina disminuye. El 12,3 por ciento de las bonaerenses de entre 15 y 19 años es madre o está embarazada. Según el trabajo del Centro de políticas públicas, existe un consenso alrededor de la idea de que no hay una juventud, sino juventudes. Los jóvenes son un grupo heterogéneo cuyo “nosotros” no se define meramente por la edad y se conforma alrededor de diferentes modos de integración.
Trabajos de baja calidad
El 47 por ciento de los jóvenes bonaerenses están ocupados. De ellos, el 58 por ciento tiene un nivel de educación igual o superior al secundario completo. En cambio, el 53 por ciento de los adultos ocupados no terminó el secundario.
Sin embargo, el 23 por ciento de los jóvenes ocupados trabaja más de 48 horas (horario permitido legalmente). Además, un cuarto de ellos percibe un salario menor al mínimo, vital y móvil, y el porcentaje promedio de asalariados informales asciende al 52 por ciento entre los jóvenes, precisó el Cippec.
En cuanto a los jóvenes desocupados, la entidad señaló que “dado que el pasaje de la educación formal al mercado de trabajo ya no se presenta como una trayectoria lineal ni evidente, existen numerosas dificultades en lo que refiere a la integración de los jóvenes en la sociedad”.
Los jóvenes desocupados, un 13,6 por ciento en la provincia de Buenos Aires, se diferencian de los “ni-ni” por su vocación de buscar empleo. De ellos, más de la mitad completó el secundario y un 17 por ciento es pobre.
La casa propia
Para los jóvenes, el acceso a la vivienda es muy restringido (en especial su tenencia formal). Mientras que 18 por ciento de los hogares argentinos alquilan, este porcentaje asciende a 36,3 por ciento cuando se refiere a los hogares liderados por jóvenes.
Además, cuando se accede a una vivienda, ésta tiene déficits importantes. Mientras que una de cada 10 familias argentinas habita en condiciones deficitarias, en los hogares encabezados por jóvenes esta cifra asciende a 28,5 por ciento.
El estudio de Cippec indicó también que el 43 por ciento de los jefes de hogares jóvenes son propietarios del terreno y la vivienda. Esto sugiere que una gran porción de este grupo etario que encabeza un hogar son jóvenes que viven con sus familias sobre terrenos cedidos por familiares, o bien conviven con otros núcleos familiares cercanos.
Por otro lado, un 27,68 por ciento de los hogares jóvenes bonaerenses viven bajo hacinamiento. Además, el 25 por ciento de los hogares con jefes jóvenes son ocupantes informales del suelo que habitan, mientras que el 32 por ciento son inquilinos.
“Estas cuatro cuestiones resultan cruciales en el tránsito a la vida adulta (en referencia a empleo, vivienda, terminalidad educativa y maternidad adolescente). Y, si los jóvenes siguen teniendo una situación relativamente desfavorable, dentro de unos años, se verá el impacto de esta situación en términos de desarrollo, a través de la productividad económica y de la cohesión social, entre otros factores” indicó Gala Díaz Langou, coordinadora del Programa de Protección Social.
Para concluir, del análisis de Cippec, surge que las políticas dirigidas a la juventud no tienen un marco normativo consistente. “La Argentina no adhirió a la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, y el país no tiene una ley nacional de juventud, como sí sucede en otros países de la región”, afirmó Repetto.
Las instituciones y políticas dirigidas a los jóvenes están fragmentadas y descoordinadas entre sectores y niveles de gobierno. Además, las políticas se centran casi exclusivamente en los aspectos educativos y laborales, y dejan de lado otras problemáticas que evidentemente inciden en las juventudes, como la salud sexual, la vivienda y el cuidado, aseguró la entidad que promueve políticas públicas.