Nacionales. El Índice Barrial de Precios cumplió en los últimos meses tres años de historia. Analizando su serie más larga, el IBP-Conurbano bonaerense se logra identificar no sólo el aumento que en 36 meses ha experimentado la canasta de alimentos, sino también cómo aumentaron los precios de sus productos clave. En los tres años que van desde agosto de 2011 y agosto pasado, la CBA se multiplicó en 2,34 veces (en agosto pasado alcanzó los $2.715 mientras en agosto de 2011 rondaba los $1.159), expresaron desde el Cippes.
El alza en los precios se vio reflejada con profundidad en estos tres años en aquellos productos sensibles al consumo familiar. “Por un lado, el pan y la harina aumentaron en dicho período un 162 por ciento y un 280 por ciento según el IBP, respectivamente. Y los cortes de carne principales (asado, cuadril, nalga y paleta) se incrementaron en por lo menos un 100 por ciento”, advirtieron desde el Centro de Investigaciones Participativas.
“La inflación se define como el aumento generalizado en los precios y el sector privado es -por lo general- el productor y comercializador de los bienes y servicios que consume la población”, indicaron.
Pero también, aclararon que “muchas veces la responsabilidad del incremento en los precios se asigna a este sector, independientemente del contexto económico en el que está inserto. Sin embargo, el rol de formador de precios no sólo lo tiene asignado el sector privado sino también le cabe al gobierno, especialmente en circunstancias en las que sus políticas económicas se reflejan en alzas en productos masivos, como en el caso de los alimentos”.
En ese sentido, desde el Cippes opinaron que “esta denominación resulta cuanto menos en una paradoja, cuando ciertas políticas oficiales se presentan con el objetivo de beneficiar el consumo interno”.
“Si el objetivo es que ciertos productos exportables sean accesibles a la población argentina a precios razonables, priorizando esto por sobre un destino de exportación, sus consecuencias principales deberían resultar cuanto menos en precios y niveles de producción más estables. Sin embargo, en el caso de los derivados del trigo (pan y harina) y los cortes de carne de consumo familiar (asado, cuadril, nalga y paleta), los resultados a largo plazo distan de ser los supuestamente buscados”, señalaron.
Menos carne y más cara
En base al IBP Conurbano bonaerense, los cortes de carne en los tres años entre agosto de 2011 y agosto de 2014 se encarecieron año tras año. No obstante, su aumento no fue uniforme. Mientras en promedio los precios de los cortes analizados aumentaron un 26 por ciento entre agosto de 2011 y agosto de 2012 y un 6 por ciento los doce meses posteriores (a agosto de 2013), desde esa fecha hasta la actualidad se dio el aumento más fuerte, con un 55 por ciento. En total, por los tres años considerados aumentó un 108 por ciento.
En términos del bolsillo, en 2011 con $120 se podía comprar un Kg de cada uno de estos cuatro cortes (cuyo valor total ascendía a $118 los 4 kgs). Con ese dinero hoy puede comprarse la mitad de dicha canasta, es decir un Kg de Asado (a $60) y un Kg de Paleta (a $56), mientras que para comprar el Kg de nalga y de cuadril restantes, nos haría falta $129 más.
“Estos números no sólo reflejan el tan ponderado efecto inflacionario sino que también son la consecuencia indeseable de una política ganadera oficial que interviene desde hace ocho años el mercado de ganados y carnes argentino en forma negativa”, cuestionaron los investigadores de la entidad.
El pan y la Harina con fuertes subas
Dos de los productos con más peso dentro de la CBA son los derivados del trigo, la harina y el pan. En un análisis de los precios en los últimos 36 meses, ambos alimentos se encarecieron y lo hicieron en más del 150 por ciento entre agosto de 2011 y agosto de 2014. En términos de precios, éstos configuran algunos de los resultados del modo de intervención que desde 2006 el gobierno nacional aplica sobre las exportaciones de trigo.
Durante dicho período la harina sufrió una variación de un 280 por ciento, lo que se traduce en un ritmo anual del 56 por ciento. Por su parte, el pan aumentó 162 por ciento, el equivalente a una tasa promedio anual del 38 por ciento.
Sin embargo, el aumento en la harina no fue uniforme desde agosto de 2011. Desde esa fecha hasta agosto de 2012 la harina subió un 40 por ciento, si bien esta tasa se cuadruplicó un año después, llegando a aumentar 157 por ciento los doce meses siguientes.
Desde agosto 2013 a la fecha aumentó un 6 por ciento, mostrando los efectos del freno en el consumo y la demanda principalmente en 2014.
En cuanto a su derivado, el Kg de pan aumentó un 24 por ciento entre agosto 2011 y un año después, triplicándose al año siguiente (hasta agosto de 2013) ya que aumentó un 78 por ciento. En los últimos doce meses (agosto 2013 a la actualidad) aumentó casi un 19 por ciento.
A modo de ejercicio, con sólo $10 hace tres años podíamos comprar un Kg de pan y un kg de harina (con $7.25 el precio del pan y $2.50 el del kg de harina). Hoy necesitamos casi $30 para comprar esos productos. Y si sólo contamos con $20, alcanzamos a comprar apenas un kg de pan (ambos cuestan según el IBP Conurbano a agosto de 2014 $19 y $9.50 respectivamente).
Desde el Cippes, opinaron que “las restricciones a la exportación de trigo no sólo tuvieron efectos negativos sobre los precios internos (al no poder controlar el ritmo de aumentos de precios en productos tan sensibles a la canasta familiar como el pan y la harina). Sumado a esto, puede reconocerse que la política tal como se aplicó, no ha tenido efectos positivos significativos sobre la población”.
Los precios del pan y de la harina, bajo análisis
El incremento registrado en los valores de la CBA según los distintos distritos en los que se estima el IBP responde en gran medida a la variación registrada en los productos clave de la canasta.
Durante 2013, el pan registró aumentos de casi 120 por ciento anual en promedio de los distritos: Conurbano (Buenos Aires), Mar del Plata, Tucumán, Salta y Chaco. Esto fue impulsado en gran parte por el incremento en su insumo principal, la harina de trigo, cuyo precio al consumidor aumentó en promedio un 186 por ciento.
“Esto demuestra no sólo el efecto del aumento de precios en las cadenas de producción y comercialización de los productos de la canasta familiar, en particular de estos productos básicos, sino también el efecto que dichos aumentos tienen sobre el cálculo del presupuesto familiar”, señalaron.
A partir del incremento que sufrió el pan en 2013, aumentó la participación de dicho producto en el gasto total estimado en la canasta básica alimentaria del IBP.
Dicha participación pasó en un año del 11 por ciento al 16,4 por ciento en el Conurbano bonaerense, del 10,2 al 16,7 por ciento en Salta, del 8,8 al 12 por ciento en Tucumán, del 8,4 al 14,5 por ciento en Mar del Plata y del 7,6 al 13,9 por ciento en Chaco.
Luego de realizado el estudio donde se observa el incremento de la canasta de alimentos, y sobre todo del aumento de los precios de sus productos clave, el Cippes afirmó: “Queda claro, que las políticas del Ejecutivo nacional, también actúan como formadoras de precios”.