Córdoba. Durante el período de un año, desde que se implementó de manera progresiva este sistema en el ámbito judicial, se realizaron 33 subastas “online” que produjeron ese monto por la venta de bienes muebles no registrables. Cabe mencionar que, durante 2013, las subastas presenciales obtuvieron por este tipo de bienes sólo $418 mil.
Según se indicó desde el Poder Judicial, las subastas electrónicas realizadas desde la puesta en vigencia del sistema hasta agosto último, fueron ordenadas por 25 tribunales de los fueros Civil y Comercial (13), Concursal (4), Laboral (7) y Familia (1).
Según los registros provistos por la Oficina de Subastas de dicho Poder, en cada subasta participaron, en promedio, 1.607 usuarios únicos. La subasta con menor cantidad de posturas tuvo 9 oferentes; mientras la que generó más interés reunió a 3.205 postores.
Asimismo, se logró que 333 usuarios únicos apostaran por un bien determinado (plegadora hidráulica), y cada bien subastado a través de la página web, siempre recibió ofertas.
Cabe destacar que, por medio del Acuerdo Reglamentario Nº 122, serie “B”, el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TSJ) dispuso que, a partir del 15 de septiembre de 2014, comience la inscripción en el Registro General de Postores de toda persona física o jurídica interesada en participar de subastas judiciales electrónicas.
Funcionamiento del sistema
La subasta judicial electrónica se desarrolla en la página-web http://subastas.justiciacordoba.gob.ar/
Los oferentes se registran en esa plataforma a la que acceden mediante usuario y contraseña; mientras que los martilleros judiciales exhiben en el sitio los bienes muebles no registrables puestos a subasta por orden de un juez, en el marco de una determinada causa.
El martillero describe de forma precisa todos los datos que suelen figurar en los edictos: características, precio, base. También puede publicar imágenes de los bienes (fotos y videos).
Durante el plazo de puja, todas las ofertas son públicas, lo que posibilita que los eventuales compradores puedan mejorar sus propias propuestas.
El bien, finalmente, se adjudica a quien, tras el vencimiento del plazo fijado, haya ofrecido el mejor precio (en los casos de subasta al mejor postor) o a quien haya efectuado la oferta que supere más el precio de reserva o base estipulado (si lo hubiera).
La forma de pago queda a elección de quien resulta ganador a través de los distintos medios disponibles, como tarjetas de crédito, depósito en efectivo o transferencia bancaria.