Córdoba (27/9/17). El deterioro de las exportaciones sumado al deterioro de las cuentas fiscales empujan la necesidad de endeudamiento que hoy ronda el 50% del PBI, advirtieron desde el CPCE. Asimismo, el equipo de economistas de la entidad que nuclea a los profesionales de ciencias económicas, se refirieron al déficit en la balanza comercial industrial y de combustibles.
El déficit en la balanza comercial industrial y de combustibles refuerza la dependencia argentina de los productos primarios para generar superávit comercial, un punto clave a seguir, según el último informe del CPCE.
También plantea que las características del nuevo endeudamiento necesario para financiar el déficit fiscal y de cuenta corriente son: mayor proporción de deuda nominada en moneda extranjera, en poder de acreedores extranjeros y emitida bajo legislación extranjera; así como también un aumento en el pago de intereses.
El reporte señala que el actual nivel de endeudamiento es superado en la historia por las tres últimas crisis importantes (1983, 1989 y 2001) lo que aparece “peligroso” en un contexto de déficit en cuenta corriente. De todos modos, el informe subraya que el nivel en cuenta corriente no se puede comparar con el pasado pero sin embargo es un alerta si no hay generación de divisas.
El 70% del déficit en servicios es explicado por viajes al exterior y el 25% por transporte, mientras que en ingresos primarios el principal componente es rentas de inversión (tanto IED como de cartera). Es decir, el rojo de cuenta corriente se explica por “servicios” e “ingresos primarios”.
El trabajo plantea que la principal fuente de financiamiento del déficit es la inversión en cartera -lo que habitualmente se llaman “capitales golondrinas”- que aumentó 246% entre el primer trimestre de este año e igual lapso de 2016 y del 404% entre ese año y 2015. Los recursos que no se usan para esos fines van a las reservas del Central.
En este contexto, Mary Acosta analizó la evolución de las exportaciones argentinas que sufren un deterioro desde 2011 y, en ese marco, crecen las de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario frente a una caída de las de origen industrial y combustibles.
En lo que hace a importaciones, hay una suba de la de vehículos -la mayor parte proveniente de Brasil que, en su baja de consumo, colocó excedente en Argentina- y bienes de consumo; en cambio cayeron bienes intermedios, piezas accesorios y combustible.
Según el CPCE, las dos “espadas de Damocles” del sector externo son la balanza industrial que mantiene un saldo negativo en general pese al leve recupero de 2009-2010 por la recesión interna. La otra, es el rojo de la balanza de combustibles desde 2010, del que no logra salir pese a la leve mejora en 2014-2016.
Si bien el Índice de los Términos de Intercambio no registró variaciones bruscas desde 2005, pero sí hubo deterioro con los principales socios comerciales. Con el único que se pudo recuperar algo fue con Brasil lo que se explica por la inflación en ese país. Con todos los principales destinos hoy (Brasil, Estados Unidos, Unión Europea y China) la balanza comercial es deficitaria.
El informe de la Comisión Asesora de Economía da cuenta de que el deterioro de las exportaciones sumado al deterioro de las cuentas fiscales empujan la necesidad de endeudamiento que hoy ronda el 50% del PBI.
En este sentido, Acosta puso el foco en que creció la proporción en moneda extranjera y bajo legislación extranjera. “Hay más condicionamientos y un incremento del pago de intereses lo que limita la baja del déficit», afirmó.