Córdoba (12/12/17). ¿Es posible sostener el crecimiento?, el interrogante lo plantearon los economistas del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) Mary Acosta, Víctor Peralta y Guillermo Pizarro. En ese marco repasaron la evolución de las principales variables este año y las perspectivas para 2018. El crecimiento de este 2017 de entre 2,5% y 3% es sobre una base baja (la de 2016) por lo que el desafío es prolongar la tendencia.
“Lo que hasta hace unos meses parecía posible, ahora se ve más difícil porque la inflación volvió a recrudecer no sólo por las alzas de tarifas sino por el aumento de combustibles, lo que plantea incógnitas de cara al 2018”, apuntó Acosta y alertó sobre la vulnerabilidad generada por la política monetaria. Hay un factor del déficit que ya no se controla, como es el pago de intereses.
El nivel de actividad empezó a recuperarse fundamentalmente en construcción e industria automotriz, con sectores que -en cambio- no logran despegar. En los primeros 10 meses del año, el promedio de la industria acumula un alza del 1,7%. También el consumo de servicios públicos mejoró.
Las expectativas de demanda interna fueron siendo más positivas a medida que avanzó el año, lo que muestra “buenas condiciones de mercado” para que efectivamente el consumo interno siga avanzando de la mano de la recuperación del salario real, aunque no alcanzó para equiparar la pérdida de 2016. Es que hay dificultades para bajar la inflación núcleo, donde la política económica tiene poco poder “discrecional” para influir.
“Ese problema se registra en un contexto de dólar planchado; si empezara a moverse afectaría la evolución de los precios”, explicó la economista y añadió que en años de devaluación el poder adquisitivo no alcanza a recuperarse y, al período siguiente cuando lo hace, el alza no compensa.
Entre enero y julio la recuperación del poder de compra fue de 4,3%. “Ese valor se va a reducir hasta marzo/abril del año que viene cuando empiecen a regir las nuevas paritarias, siempre y cuando no haya un nuevo rebrote de la inflación”. Peralta agregó que con los incrementos de tarifas, podría ser que el salario real termine “empatado” sino hay cláusula gatillo en las paritarias.
Otro factor que incidirá en el cierre del año es el comportamiento del sector público: en el primer semestre el resultado primario estuvo por debajo de la meta (1,5% del PBI sobre 2%). Aunque Acosta aclaró que es el resultado financiero el que “desbarata” la “buena letra”; el rojo financiero creció 70% interanual entre enero y octubre.
Los datos marcan un aumento de la deuda del sector público y el porcentaje correspondiente a deuda externa, lo que lleva a un incremento en el pago de intereses. En total, las colocaciones de nueva deuda en los dos años de Cambiemos suma US$111.448 millones.
La base monetaria sigue aumentando a tasas elevadas (25% interanual), principalmente por las operaciones con el sector público. El crecimiento se explica porque el Banco Central compra divisas y, por el otro lado, usa las Lebacs para rescatar pesos de la economía: “La dinámica no es gratuita; implica un endeudamiento de la entidad y el pago de intereses. Reduce su solvencia, afecta su patrimonio neto”.
El otro indicador analizado por el CPCE es el valor de las reservas en pesos al tipo de cambio actual contrapuesto a las internacionales y a las Lebacs: los pasivos en Letras son mayores a las reservas, lo que crea un problema de vulnerabilidad. “No hay presión sobre el tipo de cambio por el nivel de la tasa de interés”, sostuvo Peralta.
El otro origen de divisas, que es el sector externo, está complicado. El año cerraría con un déficit comercial de unos US$ 8000 millones. Acosta remarcó que se vuelve a los déficits gemelos. En 2016 el tipo de cambio le ganó a la inflación mientras que este año se dio el escenario contrario, lo que explica en gran parte la pérdida de competitividad.