País (6/9/18). El financista Ernesto Clarens es uno de los hombres clave de la trama de corrupción que apunta al Gobierno K. En su declaración ante al Justicia admitió que cobró sobornos de empresarios.
El financista de Néstor Kirchner se convirtió en un nuevo arrepentido en la causa por los cuadernos de las coimas, después de que el juez federal Claudio Bonadio homologara su acuerdo como imputado colaborador. Se trata del convenio que Ernesto Clarens había alcanzado con el fiscal federal Carlos Stornelli.
Clarens admitió en la Justicia que cobraba coimas de empresarios de la obra pública, como lo habían declarado previamente hombres de negocios, que dijeron que el financista era el recaudador de los bolsos con plata producto de la corrupción.
El hombre clave en la trama de corrupción es dueño de la financiera Invernes, investigada en la causa por lavado conocida como «La Ruta del Dinero K», por la que está detenido Lázaro Báez.
Hasta el momento, Clarens había admitido ser un engranaje «más» en el mecanismo de recaudación ilegal. La Justicia verificó parte de sus dichos a través de las declaraciones de otros imputados, como el empresario Juan Chediack, que dijo que el financista fue a cobrarle un soborno a su casa en Tortugas Country Club, consignó TN.com.ar
El financista descontaba el 20% de los certificados de obras. De hecho, un empresario arrepentido en la causa declaró ante Bonadio que Clarens le dio una factura por una coima de $ 4.530.000 que le pagó a cambio de que Vialidad Nacional le acelerara los pagos por obra pública.
Ante la Justicia, dio nombres de las compañías y hombres de negocios involucrados en las irregularidades. En determinadas ocasiones enviaban a un «emisario» para pagar los sobornos, que eran entregados al secretario privado de Kirchner, Daniel Muñoz, que murió en 2016.
También hizo referencia a los diálogos que mantuvo con el encargado de recibir los bolsos en el departamento de los Kirchner en Recoleta. Explicó que en algunas oportunidades Muñoz le pidió que las coimas que le entregaba no fueran en dólares, sino en billetes de 500 euros.
Entre las cosas que aportó, Clarens le entregó al fiscal Stornelli una lista de 120 obras en las que hubo sobreprecios y por las que se pagaron sobornos que él mismo cobraba.