Santa Fe/País (29/9/20). Aún en tiempos de pandemia, la demanda de productos regionales, orgánicos y artesanales crece de manera sostenida. La fidelidad de los compradores del almacén del INTA sigue intacta después de tres años en el Mercado del Patio en Rosario, Santa Fe.
Dedicado a la comercialización de más de mil alimentos elaborados por emprendedores de pequeña y mediana escala, Alma Rural registra un incremento en sus ventas en lo que va del año, aún, en tiempos de pandemia. Tendencias de consumo, objetivos a futuro y estrategias de comercialización para un sector en auge.
De acuerdo con el encargado del local, Lisandro Giampietro, “hay una tendencia de crecimiento en la demanda de productos regionales, orgánicos y artesanales que superó todas las expectativas. En especial, de la yerba, el aceite de oliva y los dulces”.
“Durante el verano, registramos un récord de las ventas, principalmente, durante enero y febrero. Con la llegada de la pandemia, hubo un marcado descenso y hoy, de la mano de la reactivación de determinadas actividades, continúa en claro ascenso”, detalló.
En este punto, Giampietro reconoció que “el flujo de visitantes en la zona mermó un 30%, debido a la suspensión de las actividades en la Terminal de Ómnibus y en las Facultades de Medicina, Odontología y de Ciencias Bioquimicas, espacios próximos al local”.
A pesar de esto, los vecinos continuaron con sus visitas al Mercado del Patio, por tratarse de comercios de cercanía, y los consumidores asiduos realizaron las compras con envíos a domicilio. La fidelidad siguió intacta.
Con respecto al desafío al que se enfrenta el almacén del INTA, Giampietro reconoció que “entre los objetivos a futuro se destaca la necesidad de incrementar la oferta de productos orgánicos, debido al marcado interés de los consumidores y de la creciente cantidad de consultas que recibimos todos los días en el almacén”.
Además, aseguró que, si bien hay mucho interés y una marcada demanda de alimentos orgánicos y sustentables, muchos de los compradores desconocen las propiedades y beneficios que implica consumirlos. “Muchos de los consumidores que se acercan al almacén en busca de estos productos también desean conocer más acerca de ellos”, aseguró.
En este sentido, se mostró optimista: “Creemos que, de a poco, la gente va a ir adquiriendo un mayor conocimiento, se va a ir involucrando más”.
Comercialización solidaria
El coordinador de Alma Rural para la Fundación ArgenINTA, Juan Manuel Gomila, se refirió a las estrategias comerciales que llevan adelante desde hace tres años en el almacén del INTA y aseguró que se trabaja con un criterio de comercialización solidaria en el que productor, consumidor y proyecto están asociados.
“Desde el inicio del proyecto, nos apoyamos en la idea de permitir que el consumidor viva una experiencia, más allá de la compra en sí misma. Es decir, que pueda asimilar conocimientos complementarios acerca del origen del producto que adquiere, a partir del intercambio con los encargados del local”, detalló Gomila.
Para el coordinador de Alma Rural, de este modo, es posible que el comprador entienda que detrás del packaging hay un paisaje que lo contiene, una persona que lo produce y una historia que lo contextualiza. Desde ese punto de vista, interpreta que hay un proyecto de desarrollo local detrás de ese producto.
“Creemos en el concepto de consumidor responsable que nos indaga y elige, que nos apoya, fortalece y es fiel. Que llega a Alma Rural en busca de ese elemento diferenciador que no encuentra en el mercado masivo”, subrayó el coordinador.
Creado en 2017, el proyecto Alma Rural cuenta con una estrategia comercial alternativa que busca empoderar a los productores de alimentos involucrados con sistemas de extensión técnica, ya sean del INTA o de otros organismos.
Se propone facilitarles diversos canales de comercialización inclusivos y solidarios, a fin de favorecer una ecuación económica, social y ambiental de desarrollo integral, además de mejorar su posicionamiento.