Presencialidad: el protocolo para el regreso a las aulas en Córdoba

Córdoba. Aborda las actividades preparatorias previas al dictado de clases de hasta cuatro horas, indicaciones para el ingreso y salida de la escuela; la organización de los espacios comunes y aúlicos y cómo actuar ante un caso sospechoso de Covid, entre otras cuestiones.

El Ministerio de Educación de la provincia dio a conocer el protocolo que sirve de orientación a los directivos de las escuelas y a la comunidad en general, para el regreso a la presencialidad, basado en las experiencias nacionales e internacionales, en las recomendaciones de la cartera sanitaria provincial y en las resoluciones del Consejo Federal de Educación a través de la resolución ministerial 26/2021.

En este sentido, se recogen los conocimientos generados durante la pandemia —que están en constante revisión—, que establecen que los modos de transmisión del coronavirus se centran principalmente en el contacto persona-persona y con menor incidencia a través de superficies contaminadas.

De allí que el distanciamiento social, el buen uso del tapabocas, la higiene de manos, así como la ventilación de los espacios y el evitar las aglomeraciones son claves para generar entornos seguros.

Momento preparatorio

El documento señala cuáles son las condiciones que se deben tener en cuenta antes del reinicio de las clases presenciales. Cabe destacar, que los elementos de bioseguridad recomendados serán entregados por el ministerio, en el caso de las escuelas estatales, o por las patronales, en los colegios de gestión privada.

En este sentido, se indica disponer de agua segura para el consumo y lavado de manos, de jabón, preferentemente líquido, elementos de secado, preferiblemente papel descartable y cestos de basura adecuados en los sanitarios; así como alcohol en gel (o dispenser con solución de alcohol al 70%) para áreas de ingreso, aulas y sectores como comedor, administración o salas de computación, entre otros.

Asimismo, se insta a las instituciones educativas a compartir el protocolo e informar sobre la organización institucional a las familias, a fin de generar confianza y hacerlas partícipes de la responsabilidad del cumplimiento de las pautas de cuidado establecidas (entre ellas, no concurrir a la escuela en caso de síntomas).

El personal docente que pertenezca a grupos de riesgo —de acuerdo a la normativa nacional al respecto— estará dispensado de concurrir a las escuelas y continuará realizando trabajo remoto, asistiendo a sus colegas y atendiendo las consultas de los estudiantes. En el caso de los estudiantes también estarán eximidos de la obligatoriedad de la presencialidad, y deberán acordar con la escuela la manera de recuperar los aprendizajes abordados en clase.

En la reapertura

El protocolo aborda las indicaciones a seguir por docentes y estudiantes en el traslado a las escuelas, los ingresos y salidas al centro educativo, la organización de los espacios comunes y del aula; en los recreos, así como las maneras de funcionamiento de cooperadoras, comedores, quioscos y cantinas.

Si la alumna o el alumno es acompañado por personas adultas, se recomienda que sea la misma en el ingreso y su retiro y que no forme parte de los grupos de riesgo si no han sido vacunados (mayores de 60 años, inmunodeprimidas, u otros). Acompañantes y estudiantes deben utilizar el barbijo de manera correcta: debe cubrir nariz y mentón y debe tener un ajuste adecuado, de manera tal, que no se desplace en el rostro. Es importante mencionar que debe ser higienizado todos los días al finalizar la jornada.

Los barbijos quirúrgicos están reservados para el aislamiento, dentro del establecimiento, si hay un caso sospechoso con sintomatología de COVID. El cambio de tapaboca solo se estipula en el caso de aquellos docentes que trabajan en varias escuelas o tienen varias burbujas a cargo.

El transporte escolar debe respetar el protocolo habilitante y el responsable del vehículo debe extremar las medidas de cuidado y protección personal: distanciamiento, lavado de manos, uso correcto de barbijo y encontrarse en buen estado de salud. La escuela organizará los horarios de los transportes, a fin de evitar aglomeraciones y dispondrá de los listados de estudiantes trasladados, y el grado y escuela a los que pertenecen, con fines sanitarios, ante un caso sospechoso.

Toda persona que ingresa a la escuela debe estar sana. Si algún integrante de la comunidad educativa presentara fiebre o síntomas asociados al COVID-19 (cansancio, tos seca, pérdida del gusto u olfato, vómitos, entre otros) o fuera identificado como contacto estrecho, no deberá asistir al centro educativo y comunicarlo a la escuela (que contactará con la autoridad sanitaria). 

Se recomienda, además, monitorear el ausentismo con el fin de determinar sus causas y conocer si se relacionan con la sospecha de coronavirus. En este sentido, la comunidad educativa debe ser consciente de que la finalidad de obtener información sobre la salud de los familiares está directamente relacionada con medidas de prevención, respetando el derecho a la intimidad y confidencialidad.

Ante un caso sospechoso durante la jornada educativa, se proveerá de un barbijo quirúrgico —reservados para estos casos— y se procederá al aislamiento en un espacio físico adecuado (con ventilación), hasta la llegada del equipo médico sanitario.

En el ingreso, se controlará la temperatura, todos deberán higienizarse las manos, utilizar el tapabocas (que es obligatorio a partir de la sala de cinco; en las salas de tres y de cuatro su uso será pedagógico: se aprenderá sobre su utilización) y para evitar aglomeraciones no habrá formaciones y se organizarán los horarios de manera escalonada (en el caso de más de un estudiante por familia, se sugiere el ingreso conjunto para favorecer la organización familiar).

Asimismo, el protocolo insta a estimular nuevas formas de vinculación interpersonal, de manera de evitar el contacto físico al saludar: besos, abrazos, puños u apretones de manos; disponer de señalética para ordenar la circulación, elaborar carteles informativos con las medidas de prevención, y lavarse las manos antes de la entrada al aula.

Organización y agrupamiento

Se prevé la agrupación de estudiantes en burbujas permanentes, identificables y reconocibles, las que deben permanecer juntas tanto en las aulas como en los recreos. Entre las indicaciones se recuerda que no se pueden compartir celulares, mate, vajilla, ni otros utensilios; y que se deben evitar los eventos, actos escolares o reuniones de la comunidad en general, o de las cooperadoras escolares.

Se deberá realizar la limpieza de superficies, intensificando la frecuencia en relación con su uso, reforzando la desinfección de las que son de contacto frecuente (picaportes, barandas, mesas de trabajo) y atendiendo especialmente a la limpieza de los baños. En este sentido, los sanitarios deben ser repasados tras los recreos y escalonar su ingreso en pequeños grupos.

En el aula, considerada como un espacio para desarrollar la pedagogía del cuidado (instalar hábitos de higiene y prevención), se recomienda generar un clima de contención compartida a través de instancias que faciliten expresar los temores y las angustias (con mensajes que no generen miedos, estigmaticen o discriminen a los compañeros).

La jornada presencial está prevista que sea de hasta cuatro horas de duración, que en las aulas los bancos —de uso individual y fijo— estén dispuestos de manera de garantizar un distanciamiento personal de 1,5 metro para estudiantes y 1,80 a 2 para docentes; y se mantenga la higiene de los elementos didácticos y materiales, según necesidad y usos.

La higiene de manos ser realizará antes y después de comer, manipular alimentos, manipular basura o desperdicios, luego de ir al baño, y después de manipular superficies de uso público (picaportes, interruptores, barandas) u objetos no personales como llaves o dinero.

El aula debe mantenerse aireada y ventilada; las puertas, trabarse para evitar contacto con herrajes; y si cuenta con aire acondicionado, verificar que no haya recirculación de aire.

El protocolo también recomienda que las y los estudiantes asistan con sus meriendas desde el hogar —alimentos o bebidas— y que no las compartan; y organizar y favorecer actividades ludo-recreativas en los recreos que respeten el distanciamiento.

Finalmente, las cooperadoras escolares podrán prestar sus servicios, con un protocolo específico y adecuado a la institución. La atención a las familias deberá mantener el distanciamiento, uso de tapabocas y uso de sanitizantes antes y después de cada atención. Las reuniones de comisión directiva se harán solamente por medios electrónicos. Se promueve la no utilización de los comedores escolares, y la entrega de módulos, en el caso del Paicor, de la misma manera que se desestima la apertura de quioscos y cantinas, salvo casos excepcionales.

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