País. La decisión se fundamenta en el análisis realizado por el Instituto Nacional de Medicamentos efectuado en función de la evidencia clínica que demuestra la viabilidad de su aplicación. En los próximos días se establecerán los lineamientos técnicos para el uso de esta vacuna en esta franja etaria.
De acuerdo a los resultados obtenidos, la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología (ANMAT) recomendó en su informe la incorporación de la vacuna ARNm contra SARS COV-2 en niños y niñas de entre 6 a 11 años.
La Dirección de Evaluación y Registro de Medicamentos (DERM) dependiente del Instituto Nacional de Medicamentos, finalizó la evaluación de la documentación provista oportunamente por el laboratorio productor ModernaTX Inc. sobre el estudio clínico correspondiente a este grupo etario de referencia.
Así, se busca ampliar aún más las opciones para la vacunación en la población pediátrica contra la COVID-19 no sólo por el impacto positivo que esto promueve de manera individual sino también como sostenimiento de la protección a nivel comunitario.
Los estudios concluyen que la efectividad de la vacuna en las niñas y niños de 6 a 11 años cumple con los criterios de éxito que han sido especificados en términos de inmunogenicidad y seguridad.
Los datos referentes a la seguridad y eficacia apoyan la administración de un esquema primario compuesto por dos dosis de la vacuna de Moderna con al menos 28 días de intervalo entre ambas aplicaciones.
La autorización en Argentina de la vacuna contra COVID-19 en niñas y niños de entre 6 y 11 años del laboratorio Moderna se suma a la ya otorgada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y Australia.
«Una vez efectuadas las reuniones de consenso con ministros, ministras y comisión de expertos para la definición de los lineamientos técnicos y las recomendaciones, estará disponible para seguir fortaleciendo la vacunación en este grupo etario», señaló la cartera sanitaria de Nación.
De esta manera, Argentina sigue reforzando todas las instancias para alcanzar los más altos niveles de cobertura en toda su población, lo cual ha generado un impacto sanitario positivo que se ve reflejado en la disminución de las hospitalizaciones y muertes por COVID-19 y la reducción en la tensión del sistema sanitario.