Mundo. Ucrania y la Federación de Rusia proporcionan el 30% del trigo y la cebada del mundo, una quinta parte del maíz y más de la mitad del aceite de girasol.
En la presentación del primer informe político detallado sobre el que trabajará el Grupo de Respuesta a la Crisis Global sobre Alimentos, Energía y Finanzas, el Secretario General, António Guterres, señaló que si bien el principal punto de atención se centra normalmente en los efectos de la guerra en los ucranianos, el conflicto también está teniendo un impacto en un mundo que ya estaba presenciando un aumento de la pobreza, el hambre y el malestar social.
“Ahora nos enfrentamos a una tormenta perfecta que amenaza con devastar las economías de los países en desarrollo”, expreso este miércoles el titular de la ONU.
El Grupo de Respuesta a la Crisis Global sobre Alimentos, Energía y Finanzas es un grupo de 32 miembros, presidido por la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, e incluye a los directores de agencias de la ONU, bancos de desarrollo y otras organizaciones internacionales.
El grupo fue creado por Guterres el 14 de marzo, en respuesta a las preocupaciones sobre las posibles consecuencias de la invasión rusa en Ucrania, así como los efectos continuados de la pandemia del COVID-19.
Desde la ONU se dijo que dicho grupo garantizará la colaboración entre los gobiernos, el sistema multilateral y una amplia gama de sectores, para ayudar a los países vulnerables a evitar crisis a gran escala.
«Esto se logrará a través de la coordinación y las asociaciones de alto nivel, la acción urgente y el acceso a datos críticos, análisis y recomendaciones de políticas», se añadió.
Al hacer foco en los efectos del conflicto bélico sobre las economías de los países en desarrollo, la organización internacional advirtió que la crisis de Ucrania corre el riesgo de llevar a 1.700 millones de personas, más de una quinta parte de la humanidad, a la pobreza, la indigencia y el hambre.
Ucrania y la Federación de Rusia proporcionan el 30% del trigo y la cebada del mundo, una quinta parte del maíz y más de la mitad del aceite de girasol.
La producción de grano de ambos países supone una fuente de alimento esencial para algunas de las personas más pobres y vulnerables del mundo, ya que proporciona más de un tercio del trigo importado por 45 países africanos y menos adelantados.
Al mismo tiempo, la Federación de Rusia es el principal exportador mundial de gas natural y el segundo exportador de petróleo.
LLamado a la acción
La guerra ha agravado los retos con los que se encuentran muchos países en desarrollo como resultado de la pandemia del COVID-19, así como la carga histórica de la deuda y la inflación vertiginosa.
Desde principios de 2022, los precios del trigo y el maíz aumentaron un 30%, los precios del petróleo sufrieron un incremento de más del 60% durante el último año y los precios del gas natural y los fertilizantes se duplicaron con creces.
Al mismo tiempo, las operaciones humanitarias de la ONU se enfrentan a una crisis de financiación: el Programa Mundial de Alimentos indicó que no tiene suficientes recursos para alimentar a personas hambrientas en situaciones desesperadas. La agencia necesita urgentemente 8.000 millones de dólares para apoyar sus operaciones en Yemen, Chad y Níger.
En el informe, Guterres expresó que “se muestra que existe una correlación directa entre el aumento de los precios de los alimentos y la inestabilidad social y política. Nuestro mundo no puede permitirse esto. Necesitamos actuar ahora».
Recomendaciones
El resumen de políticas insiste en la importancia de la cooperación global para afrontar la crisis, que señala “dejará cicatrices profundas y duraderas”. El informe hace un llamado a todos los países, así como al sector privado, las ONG y otros actores, a reconocer que «la naturaleza misma de los choques globales cada vez más frecuentes es tal,que los países no son individualmente responsables», y que las soluciones deben basarse en el riesgo global, más que nacional.
A la luz del aumento de los costos de los alimentos, el combustible y otros productos básicos, se insta a todos los países a mantener abiertos sus mercados, resistir el acaparamiento y las restricciones innecesarias a la exportación, y poner reservas a disposición de los países con mayor riesgo de hambre y hambruna.
El reporte se dirige a las instituciones financieras internacionales para que liberen fondos para los países más vulnerables y ayuden a los gobiernos de los países en desarrollo a invertir en los más pobres aumentando la protección social. Además, pide que trabajen para reformar el sistema financiero global para que se reduzcan las desigualdades.
Los llamamientos humanitarios, dice el documento, deben estar completamente financiados y se necesita una reforma importante del sistema financiero internacional para, en palabras del Secretario General de la ONU, «sacar a los países en desarrollo del borde del abismo financiero».
La crisis, dependiendo de cómo responda el mundo, también podría convertirse en una oportunidad para el planeta. El resumen de políticas indica que, a corto plazo, es necesario liberar reservas estratégicas de combustibles fósiles para estabilizar los precios y garantizar un suministro suficiente.
Sin embargo, un despliegue acelerado de energía renovable ayudaría a garantizar que los tipos de incrementos de precios de la energía que se dan en la actualidad, no se repitan en el futuro; mientras se acelera el progreso hacia un futuro energético más limpio y bajo en carbono.