Pese al pulgar abajo de Batakis, desde el kirchnerismo se insistió en el reclamo de avanzar con el Salario Universal

País. El autor del proyecto, el diputado nacional Itai Hagman aseguró que la propuesta «viene ganando cada vez más consenso dentro del Frente de Todos». Cristina Kirchner lo apoya.

Pese a que la flamante ministra de Economía de la Nación, Silvina Batakis, explicó que no tiene en sus planes avanzar en este momento con el Salario Básico Universal (SBU), el autor del proyecto, el diputado nacional del Frente de Todos Itai Hagman insistió en la necesidad de darle impulso a la iniciativa y si bien reconoció que el costo fiscal de una medida de esas características sería «grande», aclaró que tampoco sería «delirante».

El legislador que pertenece al Frente Patria Grande que lidera Juan Grabois -el dirigente social con mayor cercanía a la vicepresidenta Cristina Kirchner– afirmó que en el Frente de Todos «muchos se van convenciendo» de la virtud de una cobertura universal provista por el Estado nacional para las personas en edad laboral de nulos o bajos ingresos.

«Hasta ahora no encontramos nadie que nos diga tajantemente que está en contra«, afirmó el economista del ala izquierda del kirchnerismo, aunque admitió que sí hay «dudas, resistencias, o cuestiones vinculadas a cómo se financia», pero «muchos se van convenciendo».

Según indicó en declaraciones a la radio Futurock, el proyecto de SBU presenta «resistencias de distintos tipos«, algunas de las cuales son «más conceptuales» y otras «más sobre cuestiones de implementación, de si existe la guita o no«. No obstante, destacó que «de un tiempo a esta parte viene ganando cada vez más consenso dentro del Frente de Todos la idea».

El SBU consiste en una prestación mensual no contributiva equivalente a la canasta básica de un adulto (aproximadamente 14.000 pesos en los valores actuales), que de acuerdo a los cálculos de Hagman abarcaría a un universo de siete millones y medio de personas». La medida permitiría ordenar el sistema de políticas sociales, terminando con la discrecionalidad en la asignación de esos recursos.

«Estaríamos hablando alrededor de un punto más de gasto del PBI, que es mucho, pero no es una discusión imposible», resaltó, y en este sentido acentuó: «Es costo fiscal es grande pero no es delirante». En este marco, para mitigar el impacto fiscal, se manifestó proclive a «pensar qué otros gastos públicos se pueden reorientar».

«Es mucho más progresivo implementar un salario universal que, por ejemplo, mantener el esquema de subsidios al transporte y las tarifas como tenemos hoy», apuntó. Para el diputado oficialista, el Estado nacional debería pensar «cómo se recauda más haciendo más progresivo el sistema tributario», de manera tal de implementar el SBU sin que eso implique «aumentar el déficit fiscal».

Señaló que «en última instancia, se puede hacer por etapas«, empezando primero por darle cobertura a las personas que están en situación de indigencia (alrededor de cuatro millones de personas) para avanzar posteriormente con todo el universo de bajos ingresos, una vez que el Estado recupere capacidad fiscal.

«Si hay acuerdo conceptual y voluntad política, lo otro es sentarse en la mesa a laburar, buscarle la vuelta y ver hasta dónde se puede llegar». Hagman aclaró que «nadie va a vivir» del SBU porque se trata de apenas «lo necesario para la subsistencia mínima» para que «nadie caiga en la indigencia».

En esta línea, Hagman destacó que una de las “ventajas” del SUB sería que “ordena mejor toda la discusión que hay sobre la política social” para “terminar con la situación de discrecionalidad” respecto a los planes sociales.

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