
País. Coexistirán una decisión de la Corte Suprema que la cesó en el cargo por sus 75 años de edad y una nueva designación con intervención del Senado y del Poder Ejecutivo.
La situación de Ana María Figueroa generó un escenario inédito en la vida institucional argentina y proyecta un conflicto de poderes a tres bandas.
A la aprobación del pliego de Figueroa que ayer sancionó el Senado le falta todavía un paso formal: la firma del decreto de designación por parte del presidente, Alberto Fernández. Hasta el momento no hay nada en ese sentido publicado en el Boletín Oficial.
Cuando eso ocurra, Figueroa estará en condiciones de presentarse ante el presidente de la Cámara Federal de Casación Penal, Mariano Borinsky, a prestar nuevo juramento e intentar retomar su cargo. La jueza Figueroa fue, hasta su cesantía por la Corte Suprema, la presidenta de la Casación.
En ese momento coexistirán, por un lado, una decisión de la Corte Suprema que la cesó en el cargo desde el día que cumplió 75 años de edad y, por el otro, una nueva designación con intervención del Senado y del Poder Ejecutivo, consignó NA.
Los tres poderes de la Constitución quedarán involucrados en un tironeo en el que, según el propio texto de la Carta Magna, ninguno tiene supremacía sobre el otro. Sea cual fuere la decisión de Borinsky, por una u otra vía la situación terminará judicializada.
Durante el debate parlamentario de ayer, el senador oficialista José Mayans y su colega Juliana Di Tulio expusieron que la Corte, al jubilar a Figueroa, se tomó una atribución que no está prevista ni en la Constitución, ni en las leyes.
Ante la ausencia de la vicepresidenta en el tramo de la maratónica sesión, en la que se trató el caso Figueroa, el senador radical de JxC, Alfredo Cornejo, cuestionó: Me hubiese encantado que Cristina Kirchner diera la cara en la sesión de hoy. Sometió al Senado de la Nación a una pelea inútil y a una discusión absurda».
Su par de bancada, el formoseño Luis Naidenoff redobló la apuesta en su crítica contra el kirchnerismo: «Figueroa será una ‘okupa’ de la Cámara de Casación y un trofeo para Cristina Kirchner».