
CABA/País. El jefe de Estado participó junto a su gabinete y luego presenció el desfile que se realiza en Av. Del Libertador.
El presidente Javier Milei participó del Tedéum que se realiza todos los años por el 9 de Julio, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, junto a la vicepresidenta Victoria Villarruel, el jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, y la vicejefa porteña, Clara Muzzio. También participaron los ministros que conforman el gabinete nacional.
En el Tedéum, el arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva, se refirió a los “hermanos paralizados hace años en su esperanza” y los que están “atravesados por el hambre y la soledad”.
“Una justicia largamente esperada tantos argentinos tendidos, sobre una manta en el frío de las veredas de las grandes ciudades del país, postrados a consecuencia de la falta de solidaridad y el egoísmo. En definitiva, tenemos una Argentina que nos duele hace mucho, que se dice independiente hace 208 años pero que aún hoy sufre las cadenas de diversas esclavitudes, que no nos dejan caminar como pueblo hacia un desarrollo pleno y una mejor calidad de vida para todos”, sostuvo.
En su mensaje, el prelado hizo hincapié en el “gran objetivo” que debemos tener como sociedad que debe abogar a que “Argentina se cure», “que se ponga de pie” y que “se independice de las camillas que la tienen postrada, paralizada y enferma”.
A su vez, haciendo alusión al Papa Francisco, el arzobispo señaló que “no hay tiempo para la indiferencia” y acentuó: «No nos podemos lavar las manos con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio. O somos hermanos o se viene todo abajo».
Frente a los funcionarios políticos y los representantes de diferentes credos, García Cuerva destacó: «Queremos también nosotros construir la fraternidad, mirarnos a los ojos y descubrirnos hermanos, insistir una y mil veces en forjar la unidad entre los argentinos, más allá de nuestras diferencias, porque para la cultura del encuentro no hay límites, nadie es prescindible, nadie es descartable».
«Independizados de todo prejuicio y rechazo del otro por pensar distinto, independizados del odio que nos enferma y carcome desde las entrañas, independizados de la corrupción, del ventajismo, de los privilegios de algunos a costa de la indigencia de muchos, porque algo no está bien cuando tenemos dirigentes muy ricos y un pueblo trabajador muy pobre», advirtió.
Citando a San Pablo VI, el arzobispo recordó que «el hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos: un analfabeto es un espíritu subalimentado».
«Señor Jesús, aquella casa histórica de Tucumán es modelo para la Argentina de hoy: que entren todos, que nadie quede afuera, que no haya excluidos, que se agrande la torta, que todos se sienten a la mesa de la dignidad, que todos reciban la mejor educación, que todos tengan un trabajo digno», concluyó García Cuerva.
La segunda actividad de la jornada fue el desfile militar que se desarrolló en el cruce de la Avenida del Libertador y Agüero, en la zona del Museo de Bellas Artes, y se extendió por toda la avenida hasta Olleros, en las inmediaciones de la estación de trenes Lisandro de la Torre.