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Agujero Azul: los pasos que dependen del Senado para la protección del mar argentino 

País. El proyecto de ley para crear el Área Marina Protegida Bentónica Agujero Azul debe ser tratado antes de fin de año para no perder estado parlamentario. 

Luego de dos reuniones informativas desarrolladas en el Senado Nacional durante septiembre y octubre, el proyecto de ley para la creación del Área Marina Protegida Bentónica Agujero Azul se encuentra a la espera de dictamen favorable de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, presidida por Edith Terenzi, senadora nacional por Chubut de Cambio Federal, y de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, presidida por Ezequiel Atauche, senador nacional por Jujuy de La Libertad Avanza, para ser tratado en el recinto antes de diciembre.

Desde el 2022 el proyecto cuenta con media sanción por parte de la Cámara de Diputados, pero no logra el avance en la Cámara de Senadores y a fines de 2024 perdería estado parlamentario.
 
El proyecto es impulsado por las principales organizaciones de la sociedad civil dedicadas a la conservación marina en la Argentina, nucleadas en el Foro para la Conservación del Mar Patagónico.

Apunta a crear un área protegida para preservar 148.000 km2 de lecho marino, equivalente a la superficie de la provincia de Mendoza. Esta área, denominada “Agujero Azul”, se encuentra a la altura de las provincias de Chubut y Santa Cruz, pasadas las 200 millas marinas desde la costa; no incluye la columna de agua por su condición de Alta Mar, sólo el fondo, que es jurisdicción argentina desde 2019 por haberse extendido la plataforma continental.
 
La zona es conocida por sufrir una enorme actividad pesquera extranjera sin ningún tipo de control. En particular, la pesca de arrastre afecta intensamente los ecosistemas del lecho marino; los barcos utilizan un método que consiste en arrastrar redes con engranajes muy pesados que arrasan con todo a su paso, destruyendo los suelos submarinos. Luego, hacen descarte de las especies capturadas que no tienen interés comercial y las devuelven muertas al mar. 
 
Es una actividad que no está regulada ni tiene control. No podemos saber qué se captura, cuánto y cómo. La pesca de arrastre de fondo no es selectiva. Además del impacto sobre el bentos se captura todo lo que se cruza a su paso. No sabemos que especies sufren mortalidad incidental, ni los volúmenes de descarte. Legalmente contamos con la figura de Área Marina Protegida, una herramienta para cuidar los ecosistemas ante las amenazas humanas actuales y futuras”, señaló Valeria Falabella, directora de Conservación Costero Marina de la organización de conservación WCS Argentina. 

“El fondo marino del Agujero Azul es maravilloso, allí se localiza un sistema de cañones submarinos, reconocidos en el mundo por su alta diversidad de especies, endemismos y por su rol en el transporte de nutrientes, sedimentos y materia orgánica. También encontramos ecosistemas marinos vulnerables, formados por especies bioingenieras como los arrecifes de corales o bosques animales que son refugio y área de reproducción de una gran diversidad de especies. Estos ecosistemas bentónicos cumplen un rol valioso en el secuestro del carbono, un proceso clave en la mitigación del cambio climático”, agregó.
 
Además, la zona del Agujero Azul es visitada cada año por algunas especies del océano que son migratorias, como las ballenas, que pueden recorrer 20 mil kilómetros en un solo viaje. O los elefantes marinos del sur, que pueden hacer entre 60 y 80 buceos diarios en busca del alimento que les ofrecen las profundidades. 

Falabella fue una de las oradoras de la primera reunión informativa realizada el 10 de septiembre en el Senado, convocada por la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, junto a la Comisión de Presupuesto y Hacienda, de las que depende el dictamen para el tratamiento del proyecto de ley. En esa ocasión, diversas voces referentes de la sociedad civil, de organizaciones científicas y académicas argumentaron sólidamente a favor del proyecto.

El proyecto de ley “Agujero Azul” es impulsado por AquaMarina, Aves Argentinas, Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Fundación Cambio Democrático, Fundación Patagonia Natural, Fundación Temaikèn, Fundación Vida Silvestre Argentina, Global Penguin Society, Greenpeace Argentina, Instituto de Conservación de Ballenas, ProyectoSub y WCS Argentina, entre otras.


 

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