
Vaticano. Por cuarta vez, la pequeña hermana de Jesús, volvió a rendir homenaje al Papa. «Muchas personas me han dicho: cuando vayas a ver al Papa, llévanos contigo. También lloré por ellos», dijo.
Con su gran mochila verde, sus zapatos gastados, su velo en la cabeza y sus profundos ojos azules, la hermana Geneviève Jeanningros hizo cola esta mañana temprano en Via della Conciliazione, en medio de ciento veintiocho mil fieles y peregrinos que se dirigían a la Basílica Vaticana para presentar sus respetos al Papa.
A su lado estaba Laura Esquibel, de Paraguay, quien señaló: “Fui la primera transexual en darle la mano al Papa Francisco. Lo vi siete veces, comimos juntos”.
De hecho, el Papa de vez en cuando se acordaba de ella y elogiaba sus empanadas: «Ah sí, claro, yo las cocinaba de vez en cuando y se las mandaba. Lo quería mucho», dijo.
Sor Geneviève, la pequeña hermana de Jesús, ángel de los feriantes y gitanos, pobres y transexuales de Ostia, le envió un beso con la mano a Francisco en su despedida final en la Basílica de San Pedro.
La imagen que se ha hecho viral de ella, sin embargo, es la del miércoles, día del traslado del cuerpo del Pontífice a la Basílica, cuando, rompiendo todo protocolo, se separó de la cola y se quedó llorando en un rincón. Brazos cruzados, pañuelo sobre los ojos, su mirada dirigida al Papa «amigo y hermano».
Sor Geneviève no quiere comentar ese momento: «No puedo hacerlo», expresó fuera de San Pedro, con los ojos todavía brillantes.
Es la cuarta vez que va a ver al Papa, pero siempre tiene la misma reacción. Todo el mundo la buscó en estos días para una entrevista o un recuerdo. «No, no puedo hacerlo. No quiero hablar con nadie, les pido disculpas», insistió con su marcado acento francés, según consignó Vatican News.
«Lo quería mucho»
La monja accedió a compartir una breve reminiscencia con los medios vaticanos, no para presumir de una relación especial, sino sólo -subraya- para rendir homenaje a un «gran» Papa. «No puedo hacerlo porque es demasiado, ¿sabe? Le he querido demasiado, eso es todo», destacó.
De Jorge Mario Bergoglio manifestó que echará de menos «sus ojos, su mirada, cuando me decía que siguiera adelante. Y también su ayuda. Tuvimos mucha ayuda. Sí, sí. Pero tal vez más la ayuda moral, ya ves, vinimos tantas veces, su acogida no tenía límites. Y luego mucha esperanza».
«Siempre digo que era un padre, un hermano, un amigo. Todo el mundo le echará de menos. Y se nota. Me emociona ver a tanta gente», dijo la monja, y afirmó que su comunidad está «triste»: «Vinimos anoche, hoy está Laura, luego espero a otros».
Sor Geneviève rezó esta mañana ante el féretro del Papa Francisco, y finalmente le envió un beso con la mano. Otro gesto de ternura después de haber llorado durante tres días: «Muchos me habían dicho: cuando vayas con el Papa Francisco, llévanos contigo. Y así se lo confié todo».