País. Afirmó además que «perdió el rumbo». Así se pronunció la central obrera en un duro comunicado, luego de que el ex ministro K considerara que el sindicalismo «es parte del problema» del país.
La Confederación General del Trabajo (CGT) salió este viernes a responder en duros términos las recientes declaraciones de Florencio Randazzo sobre el sindicalismo y afirmó que el ex ministro del Interior «nunca ha entendido al peronismo» y que «desde hace tiempo perdió el rumbo».
«La Confederación General del Trabajo repudia las irresponsables declaraciones de un compañero que hace mucho tiempo perdió el rumbo«, expresó la central obrera en un comunicado.
Al respecto, la CGT señaló que «mientras las desigualdades se profundizan en nuestro país y en todo el continente, la injusticia social se expresa del modo más violento y la pobreza alcanza niveles históricos, pretender debilitar más aún a las organizaciones sindicales y sociales es de una irresponsabilidad intolerable«.
En ese marco, la central reivindicó su rol en medio de los problemas generados por la pandemia y consideró que el actual tiempo es «para dirigentes comprometidos con los más necesitados y no para librepensadores de conferencias virtuales».
La CGT remarcó que los sindicatos fueron «constructores de aquella clase media con movilidad social ascendente que fue ejemplo en América, dotando de derechos reales a todos los trabajadores» y que han desplegado «durante toda la pandemia» sus «redes de solidaridad para garantizarle a los trabajadores en el peor momento atención social, sanitaria y laboral».
«Las reformas laborales que pregona Randazzo, sólo abonan la fortaleza de los sectores más radicales del pensamiento liberal. Abogar por menos derechos para los trabajadores es no haber comprendido nunca al peronismo«, enfatizó la entidad gremial en su documento difundido hoy.
De esta manera, la central salió a cruzar a Randazzo luego de que el dirigente participara días atrás de una conferencia virtual junto a dirigentes cercanos al gobernador Juan Schiaretti.
Allí, sostuvo que «la dirigencia sindical y la de los movimientos sociales son parte del problema» de la Argentina y se quejó de que en el país no fuera posible «discutir una ley laboral moderna».